¿Por qué procrastinamos?
diciembre 30, 2022
Si alguna vez has postergado una tarea que te va a llevar a cumplir tus metas de fin de año, para hacer cualquier otra cosa menos relevante, puede no ser por flojera o por mala gestión del tiempo. Es la procrastinación.
Procrastinar es más que postergar voluntariamente. Cuando procrastinas, no solo eres consciente de que estás evadiendo la tarea en cuestión, sino también de que hacerlo es probablemente una mala idea. Y aun así, lo haces.
La procrastinación es una manera de enfrentar las emociones y estados de ánimo negativos generados por ciertas tareas: aburrimiento, ansiedad, inseguridad, frustración, resentimiento y más.
En un estudio, se descubrió que la procrastinación es el enfoque en “la urgencia de administrar los estados de ánimo negativos”, más que dedicarse a la tarea.
Esto puede ser porque la tarea misma es poco placentera, o por sentimientos más profundos relacionados con ella, como dudar de ti mismo, tener baja autoestima, sentir ansiedad o inseguridad.
Sin embargo, esos sentimientos todavía estarán ahí cuando vuelvas a ella, junto al estrés y la ansiedad, sentimientos de baja autoestima y de culpabilidad.
Los pensamientos que tienes sobre la procrastinación suelen aumentar tu angustia y estrés, lo que contribuye a que procrastines más.
No obstante, el alivio temporal que sientes cuando procrastinas es lo que realmente hace muy vicioso el círculo. En el presente inmediato, suspender una tarea brinda alivio.
Esta es la razón por la que la procrastinación tiende a no ser un comportamiento único, sino un círculo, que fácilmente se convierte en un hábito crónico.
Con el paso del tiempo, la procrastinación crónica tiene costos no solo a la productividad, sino efectos destructivos medibles en tu salud mental y física, incluidos estrés crónico, angustia general psicológica y baja satisfacción, ansiedad, hábitos deficientes de salud, enfermedades crónicas, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
La procrastinación es el ejemplo perfecto de cómo tu mente puede dar prioridad a necesidades a corto plazo en vez de las de a largo plazo.
Cuando procrastinas, hay partes de tu cerebro que realmente piensan que las tareas que estás suspendiendo, y los sentimientos negativos que las acompañan son problema de alguien más.
Desafortunadamente, no puedes simplemente decirte a ti mismo que dejes de procrastinar. La solución tiene que ver con aprender a manejar tus emociones de una manera diferente.
Tu mente siempre está buscando la satisfacción inmediata. Si tienes un círculo de hábitos alrededor de la procrastinación pero no has encontrado una mejor recompensa, continuarás haciéndolo una y otra vez hasta que le des algo mejor que hacer.
Por ello, la solución debe ser interna y solo depende de ti mismo.
¿Te gustaría que abordemos más profundamente el tema de la procrastinación en un episodio del podcast? En caso de que sí, déjame un mensaje en [email protected] para que podamos tomarlo en cuenta.
Te mando un abrazo con mucho cariño.
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