Esta semana, nuestra conversación ha girado sobre la microbiota, cómo cuidarla y el papel de lo que comemos en su salud. Las dudas sobre los efectos del pan blanco ultraprocesado, las bebidas energéticas y más formas de cuidar a nuestro intestino, han llenado mis redes sociales y seguiremos profundizando en estos temas.

 

Ahora vamos a profundizar en la relación entre intestino y cerebro. Y es que es realmente apasionante.

 

Ambos órganos se hablan continuamente. El intestino, por ejemplo, envía información al cerebro acerca de qué comemos, le indica si hemos obtenido los nutrientes necesarios para mantenernos saludables o le manda señales de alerta si el sistema inmune está combatiendo algún virus o bacteria que puede enfermarnos.

 

Esos mensajes viajan a través del nervio vago, que es una especie de autopista que comunica directamente a ambos órganos, intercambiando sustancias químicas, como neurotransmisores (serotonina, dopamina, GABA). Así que en el intestino viven cientos de millones de neuronas. 

 

Los científicos han estudiado durante la última década ese intercambio de mensajes y los resultados están cambiando la forma de entender y tratar algunas enfermedades.

 

Las bacterias desempeñan un papel crucial para producir ansiedad y depresión y  Ted Dinan, psiquiatra de la University College Cork en Irlanda, ha estudiado que el párkinson también parece estar vinculado a desequilibrios de la bacterias intestinales y menciona que es muy probable que la enfermedad comience en el colon cuando alguna toxina logra atravesar la barrera intestinal y alcanzar el cerebro.

 

La microbiota intestinal puede marcar un cambio en la medicina personalizada. “Dentro de veinte años, cuando acudas al médico, también tendrá en cuenta los datos procedentes de tu microbiota, qué composición tienes y cómo puede afectar a un tratamiento o diagnóstico”, asegura Ignacio López-Goñi, catedrático de microbiología de la Universidad de Navarra y autor de Microbiota. 

 

Así que, en un futuro no muy lejano, se podrán diagnosticar enfermedades y diseñar tratamientos basados en bacterias, haciéndonos mas conscientes de que tenemos que cuidarlas para que, a su vez, nos protejan.

 

Espero que aprender más sobre microbiota y la relación entre intestino y cerebro, te ayude a cuidar más y mejor a los bichitos que te habitan, para que siempre goces de una buena salud que te permita alcanzar todos tus sueños.

 

Te mando un abrazo con mucho cariño.

 

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