Pero, ¿qué pasaría si en lugar de centrarnos en encontrar las respuestas “correctas”, nos esforzamos por hacer las preguntas correctas?

Hay una frase de Albert Einstein que dice “Si yo tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de la solución, gastaría los primeros 55 minutos para determinar la pregunta apropiada, porque una vez que supiera la pregunta correcta, podría resolver el problema en menos de 5 minutos”.

¿Ves qué importante es?

Por eso, si sabemos preguntar a alguien sin que se sienta cuestionado o invadido en su espacio, le damos pie a reflexionar y descubrir por sí misma la respuesta, sin predisponerse.

Algo que es también muy importante es no caer en la trampa de dar soluciones o consejos no pedidos, pues aunque esto nos puede hacer sentir que controlamos la situación o que agregamos valor a la conversación en realidad bloqueamos las habilidades de crecimiento y aprendizaje del otro.

Hacer las preguntas correctas es parte de una buena técnica de persuasión y de una negociación exitosa, pues busca el beneficio de la persona con quien nos comunicamos o el beneficio común. 

Cualquiera puede ser persuasivo. No todas las personas influyentes lo son de manera instintiva, aunque existen líderes natos. 

Los secretos de la comunicación efectiva y persuasiva se aprenden y pueden aplicarse fácilmente y con éxito.

Y pensando en esto, muy pronto te daré noticias sobre un nuevo curso que se está cocinando para aprender a comunicarnos efectivamente.

Mientras tanto, te invito a unirte como miembro de mi canal de YouTube, ahí te dejé el test que nos compartió Mario Borghino para conocer tu estilo de negociación.

¡Gracias por leerme! Te mando abrazos con cariño

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