Descubre tus heridas de la infancia
mayo 3, 2023
¿Qué son las máscaras? Son aquellas actitudes que tenemos para “tapar” nuestras heridas, porque no queremos verlas, aún nos duelen y creemos que las personas a nuestro alrededor pueden lastimarnos más.
Para quitárnoslas, primero es necesario identificarlas y conocerlas. ¿Me acompañas?
La herida del rechazo y la máscara de la “retirada”
Es una herida muy profunda, pues te hace sentir que tu “derecho a existir” es rechazado.
Es como si tu existencia fuera demasiado para ti mismo y prefieres estar solo.
No te permiten ser niño, te obligas a madurar rápido pensando que serás menos vulnerable al rechazo. La máscara de retirada existe para ser juzgado por lo que haces.
La herida de abandono y la máscara de dependencia
Sientes que no tienes suficiente afecto. Al ser dependiente, piensas que no serás capaz de valerte por tí mismo, y necesitas a alguien en quien apoyarte.
Tiendes a ser víctima y atraes problemas para llamar la atención, pero nunca es suficiente. Tomas responsabilidades de otros y tu felicidad depende de otros.
Cuando descubres el problema, en vez de aceptarlo, buscas ser independiente de la forma equivocada. Tu equilibrio vendrá de recuperar tu confianza y tu autoestima.
La herida de humillación y la máscara del masoquismo
De niño te sentías humillado si tus padres controlaban tus movimientos, dejándote poca libertad. Para no sentir la herida, te castigas a tí mismo antes de que lo hagan otros.
Quieres demostrarte a ti mismo que eres alguien sólido y controlas tu vida. Te ocupas de los problemas de los demás, olvidándote de ti mismo. Cuanto más responsabilidades de otros asumes, más peso tienes en tu cuerpo. Te es difícil satisfacerte o gozar.
Asume tu responsabilidad, libérate de la carga y la culpa de los demás.
La herida de traición y la máscara del controlador
De niño te sentías traicionado cuando tus padres no mantenían su palabra o promesa.
Para no sentir la herida, quieres mostrar al mundo que eres de confianza, responsable, con palabra, fuerte e importante.
Te cuesta reconocer que podrías ser capaz de traicionar a otros (o a ti mismo).
Te gusta tener todo bajo control, te es difícil delegar y confiar en los demás. Te gusta que el mundo sepa lo mucho que has hecho para sentirte responsable y digno de confianza.
Tienes mucho miedo del compromiso.
La herida de injusticia y la máscara del rígido
Sientes que no eres apreciado o respetado por tu verdadero valor, crees que no recibes lo que mereces.
No expresas tus verdaderos sentimientos. Eres sensible, pero lo escondes. Tienes miedo a cometer errores y solucionas todo al instante, eres impaciente y crítico contigo mismo.
Te es difícil conocer y respetar tus propios límites. Te impones obligaciones aunque no sean coherentes con tus necesidades.
Si reconoces esta herida en ti, empieza por reconocer cuando eres injusto con los demás y contigo mismo.
Si te identificaste con una o más de estas heridas, es necesario que sepas que cada una puede ser sanada, busca un experto que pueda ayudarte a recuperar tu vida y felicidad. Si quieres hacer el test para descubrir tus heridas y profundizar en ellas lo encuentras en marcoantonioregil.com/aprendamos, descargando la revista digital de esta semana.
Gracias por leerme.
Te mando abrazos con mucho cariño.
¿Qué son las máscaras? Son aquellas actitudes que tenemos para “tapar” nuestras heridas, porque no queremos verlas, aún nos duelen y creemos que las personas a nuestro alrededor pueden lastimarnos más.
Para quitarnoslas, primero es necesario identificarlas y conocerlas. ¿Me acompañas?
La herida del rechazo y la máscara de la “retirada”
Es una herida muy profunda, pues te hace sentir que tu “derecho a existir” es rechazado.
Es como si tu existencia fuera demasiado para ti mismo y prefieres estar solo.
No te permiten ser niño, te obligas a madurar rápido pensando que serás menos vulnerable al rechazo. La máscara de retirada existe para ser juzgado por lo que haces.
La herida de abandono y la máscara de dependencia
Sientes que no tienes suficiente afecto. Al ser dependiente, piensas que no serás capaz de valerte por tí mismo, y necesitas a alguien en quien apoyarte.
Tiendes a ser víctima y atraes problemas para llamar la atención, pero nunca es suficiente. Tomas responsabilidades de otros y tu felicidad depende de otros.
Cuando descubres el problema, en vez de aceptarlo, buscas ser independiente de la forma equivocada. Tu equilibrio vendrá de recuperar tu confianza y tu autoestima.
La herida de humillación y la máscara del masoquismo
De niño te sentías humillado si tus padres controlaban tus movimientos, dejándote poca libertad. Para no sentir la herida, te castigas a tí mismo antes de que lo hagan otros.
Quieres demostrarte a ti mismo que eres alguien sólido y controlas tu vida. Te ocupas de los problemas de los demás, olvidándote de ti mismo. Cuanto más responsabilidades de otros asumes, más peso tienes en tu cuerpo. Te es difícil satisfacerte o gozar.
Asume tu responsabilidad, libérate de la carga y la culpa de los demás.
La herida de traición y la máscara del controlador
De niño te sentías traicionado cuando tus padres no mantenían su palabra o promesa.
Para no sentir la herida, quieres mostrar al mundo que eres de confianza, responsable, con palabra, fuerte e importante.
Te cuesta reconocer que podrías ser capaz de traicionar a otros (o a ti mismo).
Te gusta tener todo bajo control, te es difícil delegar y confiar en los demás. Te gusta que el mundo sepa lo mucho que has hecho para sentirte responsable y digno de confianza.
Tienes mucho miedo del compromiso.
La herida de injusticia y la máscara del rígido
Sientes que no eres apreciado o respetado por tu verdadero valor, crees que no recibes lo que mereces.
No expresas tus verdaderos sentimientos. Eres sensible, pero lo escondes. Tienes miedo a cometer errores y solucionas todo al instante, eres impaciente y crítico contigo mismo.
Te es difícil conocer y respetar tus propios límites. Te impones obligaciones aunque no sean coherentes con tus necesidades.
Si reconoces esta herida en ti, empieza por reconocer cuando eres injusto con los demás y contigo mismo.
Si te identificaste con una o más de estas heridas, es necesario que sepas que cada una puede ser sanada, busca un experto que pueda ayudarte a recuperar tu vida y felicidad. Si quieres hacer el test para descubrir tus heridas y profundizar en ellas lo encuentras en marcoantonioregil.com/aprendamos, descargando la revista digital de esta semana.
Gracias por leerme.
Te mando abrazos con mucho cariño.
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