Las diferencias entre una relación tóxica y un amor sano, son muy claras. En una relación sana, tú y tu pareja son libres de hacer y decir lo que quieran. Hay confianza, respeto y apoyo incondicional. 

Una relación tóxica es todo lo contrario, incluso hasta llegar a sentir miedo por las reacciones del otro.

¿Qué pasa cuando no eres consciente de estar viviendo una relación tóxica?

Puedes justificar y normalizar los celos, las faltas de respeto, el control, los chantajes, las exigencias, las discusiones donde tú normalmente tienes que ceder y muchas otras más.

Marco y entonces ¿Por qué caigo en este tipo de relaciones?

Lo más seguro es que hayas crecido con creencias limitantes y “patrones” heredados de tu familia y cultura. Estos esquemas mentales te pueden hacer repetir roles y objetivos que no le suman nada a tu vida.

Y…¿por qué cuesta tanto trabajo salir de ahí?

Porque estar en una “zona de confort” aunque no te haga sentir bien, es más fácil. Como dice el dicho: “más vale malo por conocido, que bueno por conocer”.

Y también por el miedo a estar sol@, puedes no darte cuenta de estar viviendo en una dependencia, que como diría la Dra. Nilda Chiaraviglio, puede darse en el plano emocional, sexual o económico. 

Además de las 7 señales de un amor tóxico que ya conoces, existen 3 tipos de relaciones donde puedes identificarlas:

Los amores no correspondidos, donde el otro no siente lo mismo pero haces hasta lo que no por mantenerlo contigo a como dé lugar.

Los amores que te anulan, donde dejas de ser tú, para convertirte en la persona que el otro quiere que seas para que no se vaya.

Los amores que matan, donde el maltrato físico o psicológico se hace presente y hacen que tu vida pueda peligrar.

Si te resuena alguno de estos ejemplos, es hora de hacer una pausa y decidir si esto es lo que quieres en tu vida o decides dar una vuelta de timón hacia una vida más consciente y amorosa amándote a ti primero.

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