Vamos a empezar por definir la culpa. Una de tantas definiciones dice que es un estado emocional desagradable que se origina cuando nuestras acciones entran en conflicto con nuestros valores o pensamientos. En otras palabras, hacer algo que creemos que no deberíamos haber hecho. 

 

Pero… ¿Por qué nos sentimos culpables?

 

Aquí empieza a complicarse el tema. La culpa puede venir de dentro o de fuera, cuando otras personas pretenden hacernos sentir culpables por haber hecho o por no haber hecho algo. Y no es lo mismo. Veamos dos ejemplos. 

 

Imaginemos que discutes con tu pareja, o con un amigo, y en esa discusión le haces comentarios hirientes. Poco después te sientes culpable por haberle tratado así. Ahí la culpa podría considerarse útil, ya que eso puede llevarte a tomar responsabilidad y reparar el daño cometido. 

 

Pero veamos ahora otro ejemplo: una madre decide quedar con sus amigas para tomar un café, pero la pasa mal porque se siente culpable de dejar a su bebé al cuidado de alguien más. Cree que es la peor madre del mundo, que debería estar en casa con su hijo y no con sus amigas. Esa culpa viene desde fuera, desde el constructo social de lo que es  ser “buena madre”. En este caso no hay nada de lo que sentirse culpable, no se está dañando a nadie y es ese tipo de culpa de la que nos conviene liberarnos.

 

La culpa es un sentimiento tan poderoso como complejo, por su origen y también por todos los factores psicológicos con los que se relaciona.

 

El sentimiento de culpa está acompañado de emociones como tristeza, angustia, frustración, impotencia y de pensamientos reiterativos e improductivos.

 

Estos son algunos de los aspectos psicológicos que influyen en el sentimiento de culpa:

 

• Perfeccionismo
• Autoestima
• Autoconfianza
• Regulación emocional
• Rumiación (o en otras palabras, cuando la vocecita te taladra la cabeza y hace que te sientas más culpable.

 

Aquí te dejo 7 consejos que pueden ayudarte a liberarse de la culpa:

 

1. Identifica qué es lo que te hace sentir culpable.
2. Acepta que los errores forman parte de tu aprendizaje y no son señal de fracaso.
3. Piensa que no puedes ser perfecto, sobre todo cuando te exiges más de lo que puedes dar.
4. Expresa verbalmente cómo te sientes ante el error cometido.
5. Haz saber que tienes intención de repararlo.
6. Hazle saber a la persona implicada que no solo te arrepientes, sino que no vas a repetir el daño.

 

Recuerda que la culpa es un mecanismo que depende de aspectos psicológicos sobre los que podemos actuar. Podemos desaprender los patrones que tenemos y liberarnos de la culpa y aprender a tomar responsabilidad para ser más libres.

 

¡Gracias por leerme! Y recuerda que compartir esta información, puede mejorar la vida de alguien más.

 

¡Te mando abrazos con cariño!

 

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